¿Lo has visto? Ya está disponible en la web de RTVE el capítulo de la serie El bosque protector – "Papel y cartón, ciclo de vida".
Servilletas, papel de cocina, papel higiénico, el papel sobre el que escribes y también el periódico que lees. El vaso en el que quizás has tomado hoy un café, o los pañales que has cambiado a tu bebé. También las pajitas y los envases de un uso que sustituirán con toda seguridad a los envases y utensilios de un solo uso de plástico actuales y todo el cartón en el que llegan a tu casa los pedidos a domicilio, cada vez en mayor cantidad. Y así podríamos seguir enumerando infinidad de productos que se han fabricado a partir de la pasta de celulosa, hoy esenciales en nuestra vida diaria y en numerosas actividades industriales y comerciales.
Los productos fabricados a partir de madera son bioproductos, con una huella ecológica baja, porque son naturales y reciclables. Provienen de nuestros montes, que bien gestionados contribuyen a la sostenibilidad de los mismos, promueven la riqueza en el entorno en el que se encuentran y contribuyen a conseguir los retos medioambientales de nuestra sociedad. Nuestros montes tienen una función ambiental importante como sumideros de CO². Este CO² que se fija en los árboles (principalmente en el tronco), se traslada a todos los productos que se producen a partir de la madera y ahí se mantiene hasta el fin de sus días, después de todos los ciclos de reciclaje. Cuando talamos el monte, lo volvemos a plantar y otra vez se inicia el ciclo.
Hagamos un consumo responsable y sostenible. Usemos productos fabricados a partir de nuestros montes y cuando un día de invierno, nos sentemos en nuestra silla de madera, al calor de nuestra chimenea o nuestra estufa de pellets, frente a nuestra mesa, también de madera, rodeados de papeles en nuestro trabajo o leyendo un libro o un periódico por puro placer, pensemos en su origen, en el árbol del que proviene. Ese árbol que durante su vida, ha fijado ese CO² luchando contra el cambio climático, que nos ha proporcionado frescor en nuestros paseos por el campo, que ha alimentado a las abejas que producen nuestra miel y que además de sus usos industriales, cumple funciones medioambientales muy importantes. Sin olvidar, que ha contribuido a que se genere riqueza en su entorno, permitiendo la existencia desde una empresa como nosotros, que produce planta forestal, al selvicultor, al maderista, a empresas transformadoras de la madera, etc. repercutiendo positivamente en la economía local.
Os recomendamos sin duda, este capítulo del bosque protector donde se habla entre otras cosas, de la importancia del eucalipto, y del pino, así como de la práctica de una gestión forestal sostenible y responsable en una industria fundamental para la economía española y en particular para la economía gallega que es la industria del papel y cartón.
En este enlace puedes ver el vídeo íntegro. ¡No tiene desperdicio!
Además, a continuación tenéis disponible la transcripción íntegra de este vídeo documental:
“ El papel es un viejo compañero de la humanidad. Durante siglos ha sido el principal soporte para almacenar información. Tiene su origen en China en el siglo II a.C. Antiguamente, para su fabricación usaban gran variedad de materiales: residuos de tela, cáñamo, seda, arroz o algodón. Más tarde fueron las fibras de árboles del género Morus. Hacia el siglo VII su uso se extendió por Japón y Asia Central. Las grandes conquistas de los árabes transportaron este y otros muchos inventos asiáticos a occidente.
La primera fábrica de papel en Europa Occidental se estableció en Xátiva, entorno al año 1.056. el historiador árabe Al Idrisi describió Xátiva como una bonita villa con castillos y un lugar donde se fabrica papel como en ninguna otra parte del mundo. Se introdujo en la península y su uso se extendió por Europa. Siglos más tarde, la invención de la impresora disparó su demanda, pero el papel siguió siendo un producto al alcance de pocos.
En la mitad del siglo XIX, se usaron métodos mecánicos y químicos para la fabricación de pulpa, posibilitaron que el papel y el cartón se transformaran en productos de uso cotidiano. Hoy son materiales esenciales en nuestra vida diaria y de numerosas actividades industriales y comerciales. Folios, bolsas, papel higiénico y una enorme variedad de embalajes pasan por nuestras manos cada día, los usamos y después los reciclamos. Su presencia generalizada hace que olvidemos su origen, la madera que crece en los montes.
El papel y el cartón son esenciales en la economía industrial. La industria papelera tiene gran importancia en la economía española y genera miles de puestos de trabajo tanto directamente en la fabricación y transformación del papel, como en la selvicultura o el reciclado.
Hoy exploramos la situación de la industria papelera en España, su relación con la gestión forestal y su capacidad para ser reciclado.
España es el sexto productor de papel de la Unión Europea, tras Alemania, Finlandia, Suecia, Italia y Francia. La industria del papel supone directamente el 2,1% del PIB español factura 23.000 millones de euros, 182.000 empleos directos y 17.377 empresas.
El sector del papel y el cartón es un perfecto ejemplo de lo que la industria va a aportar a la sociedad en el futuro. Industrias que produzcan bioproductos que tengan menor huella ecológica, por ser naturales y masivamente reciclados. Industrias que creen riqueza en el entorno donde operan con empleo de calidad fijo, bien remunerado. Industrias que inviertan en investigación y en desarrollo. Industrias que por encima de todo, den respuesta a los retos medioambientales de nuestra sociedad. Liberar la descarbonización para luchar contra el cambio climático, Liderar procesos de economía circular para dar respuesta a los retos medioambientales. España es el quinto consumidor de papel de la UE, tras Alemania, Italia, Francia y Reino Unido. El consumo per cápita en 2017 fue de 146 kilos. Exportamos el 57% de la celulosa y el 43% del papel que fabricamos. El 56% de la facturación del sector procede del comercio exterior. La UE supone el 59% de las exportaciones de papel y el 84% de las de celulosa. Mercados como Alemania, Francia, Italia, Portugal y los Países Bajos son los principales receptores de esas exportaciones.
La materia prima del papel es la madera por eso la industria papelera está necesariamente vinculada a la gestión forestal. El ciclo de vida del papel se inicia en plantaciones como esta. Por su rápido crecimiento y sus altos rendimientos, diferentes especies de pino y eucalipto son los árboles más usados. En España se dedican a la producción de papel unas 512.481 hectáreas, aproximadamente el 2,8% de la superficie forestal del país.
Las plantaciones son masas uniformes con una única especie que se son consideradas como bosques artificiales. Gestionadas adecuadamente, emplazadas en lugares correctos y no sustituyendo bosques primarios o secundarios, su cultivo ayuda a frenar la erosión del suelo y actúa como sumidero de dióxido de carbono. Las plantaciones españolas de pino y eucalipto empleadas por el sector, almacenan unos 46 millones de toneladas de CO².
El carbono almacenado en las plantaciones, queda en los productos papeleros y el plazo de almacenamiento se alarga con el reciclaje. Si nos atenemos al origen de ese proceso de fijación, tenemos que fijarnos en el proceso de la fotosíntesis en el que el carbono de la atmósfera queda fijado en los tejidos vegetales de los arboles principalmente en el tronco. Ese CO² fijado se transforma en oxigeno, obteniendo un elemento fundamental para la generación de esas plantas. las plantaciones para la producción de papel y derivados son de turno corto. Los arboles jóvenes tienen un metabolismo mas rápido y son capaces de fijar, en menos tiempo, mas carbón. Las plantaciones de turno corto llegan a su momento óptimo de "corta" mas rápido, entre 10 y 20 años así provocamos que el carbón que se ha fijado en estos primeros años, se quede en la madera y se transmita a todos los productos en el que se transforme esa madera. Al hacer ese turno corto, hemos cortado un árbol, aplicando una gestión forestal sostenible, permitiendo un nuevo turno de plantación, iniciando de nuevo el proceso de fijación de carbono. Esto va en contra del mito de que utilizar la madera de plantaciones, permite una deforestación, muy al contrario, el mensaje es claro, usar madera usar sus derivados, permite una regeneración del bosque, de plantaciones y masas forestales obteniendo un mayor beneficio social.
De toda la madera empleada para la producción de papel, el 98% procede de plantaciones nacionales. Para garantizar su sostenibilidad, es importante que la madera venga de plantaciones bien gestionadas. El 63% de la madera consumida por la industria papelera, procede de plantaciones certificadas La certificación forestal es un instrumento de marketing y de mercado que promueve la gestión forestal sostenible. A la vez sirve de aval para el consumidor final y le garantiza que el producto que consume, procede de un bosque gestionado de esa forma. Es un proceso voluntario realizado por una tercera parte independiente, una entidad de certificación que comprueba que esa gestión, es aplicada y documentada conforme a las labores que se describen y se realizan para que ese bosque sea sostenible. Un bosque que se mantenga y persista en el tiempo, que sus funciones tanto sociales y económicas o ambientales se mantengan ahora y en el futuro para generaciones venideras. La gestión será certificada si cumplen unos requisitos que establecen los dos sistemas de certificación (normal y estándares. Definen la gestión necesaria para que el bosque exista siempre. La certificación recoge el concepto de sostenibilidad y el de legalidad, que el aprovechamiento se haga según a la legislación de cada sitio. La industria española de papel y pasta se abastece de madera 100 por 100 controlada y en un 63% de madera certificada.
Como cualquier otro producto agrícola, cuando llega el punto óptimo de maduración, los árboles son cosechados. Motosierras y procesadoras van dando cuenta de los árboles. Parte de la biomasa queda en el suelo para proporcionar nutrientes a la siguiente plantación. Después de la tala, el suelo se prepara otra vez y al cabo de un tiempo se vuelven a plantar los árboles. Tras su periodo de maduración volverán a ser cortados en un ciclo renovable que continúa una y otra vez, mientras el suelo y el clima lo permitan. El crecimiento anual de madera en España es de 46,3 millones de m3 se extraen para todo los usos, también el papel, unos 17 millones. Según la Sociedad Española de Ciencias Forestales desde los años 80, debido al abandono de los usos agrícolas, a la regeneración natural del bosque y a actividades de reforestación, la superficie forestal arbolada se ha ido incrementado y alcanza hoy en torno a los 18 millones de hectáreas. España es el tercer país de la Unión Europea en superficie forestal arbolada solo después de Suecia y Finlandia.
Para hacer papel a partir de fibras de celulosa se retira el agua que acompaña a la pasta, formada por esas fibras. Es un proceso conceptualmente simple, pero su fabricación requiere maquinaria de alta tecnología y por tanto una inversión elevada. Una moderna línea de producción de papel llega a medir 200 metros de largo y ocupa un espacio tan grande como dos campos de fútbol. Al llegar a la fábrica, las trozas son descortezadas y astilladas. Una red de cintas transportadoras apilaran las astillas en montañas. Y mediante métodos mecánicos o semi-químicos separan la pasta de celulosa de la lignina, el pegamento natural que une las fibras vegetales. El agua forma una parte esencial de todo el proceso. En las diferentes partes de la cadena, las fibras se van sedimentando hasta formar una banda húmeda de papel. Entre un 5% y un 10% del agua utilizada se consume en el proceso y el resto se devuelve al medio, depurada. El tratamiento del agua es esencial para minimizar el impacto ambiental y para ello es necesario reducir la utilización de recursos hídricos y el vertido de elementos nocivos. Las instalaciones de fabricación de pasta y papel en España, llevan muchos años trabajando para reducir la utilización de agua. Han hecho un gran esfuerzo y grandes inversiones consiguiendo la reducción de un 38% del vertido por tonelada del producto y también una reducción en ese mismo porcentaje de la carga contaminante de los principales parámetros característicos del vertido. Mediante gravedad, vacío, presión y secado térmico se va eliminando la humedad de la pasta. Según su uso se aplican tratamientos externos como encolados o estucados. Al final, el papel se almacena en grandes bobinas para ser utilizado. Igual que para cualquier gran actividad industrial, la fabricación de papel precisa de un intenso uso de energía. Por su materia prima una característica de la industria papelera es el uso de biomasa. Actualmente supone el 33% de los combustibles utilizados. Los residuos derivados del proceso son muy valiosos. El 81% se usan como combustible en la fábrica o en otros sectores se destinan a usos agrícolas, se transforman en compost, o se reciclan en otras industrias. La hemicelulosa se usa en la industria farmacéutica y química y la lignina puede ser utilizada en cosmética, polímeros o biodiesel, entre otros productos.
Lo más destacado del papel y el cartón es su capacidad de reciclado. Tras la industria papelera alemana, la española es la que más recicla. Por diferentes vías, la cadena de gestión de residuos en España recogió y recicló en 2017 4,6 millones de toneladas de papel, lo que supone que siete de cada ocho kilos que consumimos se recogen y reciclan tras su uso. La industria papelera utiliza mas de 5 millones de toneladas de papel reciclado como materia prima. De ellas el 70% procede de fuentes nacionales. El resto se importó de Francia y Portugal sobre todo. Almacenes como éstos reciben diariamente el papel que depositamos en los contenedores azules. El papel es reducido de nuevo a una pasta y retiran la tinta y otros productos que se hayan aplicado sobre él. Cada vez que es reciclado, las fibras se reducen por lo que el papel pierde calidad. Aun así se puede repetir el proceso hasta 8 veces.
El vertido de materiales plásticos al medio esta causando una verdadera catástrofe ecológica. La imagen es la formación de islas artificiales de materiales plásticos que tardan miles de años en degradarse de forma natural. Debemos practicar un consumo responsable y emplear materiales biodegradables allí donde sea posible. El origen biológico de la celulosa y su capacidad para ser reutilizada hacen que se perfile como un material importante en una economía basada en criterios de sostenibilidad. La celulosa mezclada con otros materiales como polímeros vírgenes, es usada en la fabricación de piezas de vehículos o muebles, aumentando así, los materiales biodegradables.
El papel ha demostrado a lo largo de la historia, una enorme versatilidad y capacidad para dar respuesta a los retos de información y comunicación en nuestra sociedad. De la logística del transporte higiene y sanidad, de un infinito numero de soluciones y especialidades especificas, el sector esta invirtiendo mucho en crear nuevos productos que den soluciones a las peticiones del nuevo consumidor, y esos nuevos retos, mediante la versatilidad del papel y procesos de inversión en tecnología y soluciones, es lo que dará respuesta a esa sociedad. Estos árboles serán cortados y convertidos en papel y cartón. Quizás acaben sus días como las hojas de un periódico o como el embalaje de algún producto. Sus fibras adoptarán la forma de diferentes objetos hasta que ya no puedan volver a reciclarse más veces y sean valorizadas como residuos del proceso. Mientras esperan respirando tranquilos y almacenando carbono en sus troncos, ramas y hojas...La industria de productos derivados de la celulosa bien gestionada, juega un papel importante en una economía de sostenibilidad.
Las características biogeográficas de España son aptas para el desarrollo de una industria forestal que genere empleo y contribuya a fijar población en el medio rural. Hasta que estas plantaciones sean cortadas absorberán carbono y protegerán el suelo de la erosión, cumpliendo un papel añadido al meramente productor, el papel de bosque protector.”